martes, 29 de marzo de 2011

Mama, tatimu!

Ayer Serguei me soltó como tal cosa "Mama, tatimu!" (Mama, tetiero!) Me quedé congelada unos segundos.

Aunque me consta que lo dijo por imitación porque Masha repite hasta la saciedad que me quiere tanto (aunque acto seguido haga lo que le salga de las narices y pase de su adorada madre), me impactó bastante. Es la primera vez que mi hijo me dice que me quiere.

Cuando Masha tenía unos 2 años y empezaba a hablar yo tenía a mi abuela muy malita. Yo le enseñaba a la niña a decir "Àvia t'estimo" (Abuela, te quiero) para que se lo repitiera como un lorito con una sonrisa y un beso. Y la mujer, era feliz. A mi se me partía el corazón porque Masha no sabía lo que decía. Pero a ella le hacía mucho bien. Repetía a todas horas que su biznieta era la más dulce, la más bonita y la más inteligente del mundo mundial. Se que hice bien y ahora me alegro con esa alegría agridulce del que lamenta que no llegara a escucharlo de corazón.

Mi abuela... la mujer hubiera sido feliz al ver cómo llegaban mis 2 sobrinos. Pensaría, como pensamos el resto, que no hay cosa más bonita sobre la faz de la tierra. Hubiera rebentado de orgullo. Con razón. Y nos hubiera intentado mangonear cada vez que quisiéramos poner orden, nos hubiera desquiciado.

Creo que se fue a tiempo para no sufrir la adaptación de Serguei y la caída a los infiernos de Masha. Si no hubiera muerto hace algunos años, creo que la hubiera matado yo del disgusto. Jamás hubiera entendido. Y hubiera sufrido muchísimo.

La naturaleza es sabia.

Pero entre tanto pensamiento triste, he encontrado otro muy dulce. Masha aprendió a decir "te quiero" como un lorito y con ello hizo muy feliz a su bisabuela. Serguei también lo ha repetido de lorito y me ha hecho feliz a mi. Si Masha luego supo decirlo con el corazón, también Serguei aprenderá. Me ha gustado el paralelismo. Y he pensado que sería bonito creer que con esas palabras se inauguraba una nueva etapa en este crío.

Creo que a mi abuela le gustaría esto. Creo que de alguna manera debe estar disfrutando y pensando que cómo puede ser que nos cueste tanto llegar a la conclusión que ella tenía clara desde un principio.

Como cuando decía que Masha era rubia como los hilos de oro. Masha era pelirroja... entonces. Hoy mi abuela está de nuevo en lo cierto.

Bueno abuela, no todos gozamos de tu vista privilegiada, ¡bien sentadita sobre una nube igual que antaño en tu sofá orejero! Y es que aún existen clases y mi abuela... es mucha abuela...

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